Una vez, un Cuervo observo a un Cisne, y deseó tener el mismo bello y hermoso plumaje. Este Cuervo, supuso que su esplendido color blanco, se debía a su diario baño en el agua donde nadaba, entonces, dejo sus altares de la vecindad donde vivía, para así vivir en su nueva residencia en los lagos y lagunas.
Con el tiempo, a pesar de limpiar sus plumas incansablemente como el Cuervo podía, no pudo cambiar su color. Y tan esmerado estaba en su deseo, que olvidó lo mas importante, buscar alimento para si mismo.
Al poco tiempo, aun oscuro de plumaje, murió el Cuervo de hambre.
Al poco tiempo, aun oscuro de plumaje, murió el Cuervo de hambre.
Fábula: El Cuervo y el Cisne |
Moraleja
El cambio del hábito no puede cambiarla Naturaleza que uno trae.