Una desafortunada Alondra Moñuda, cayó en una trampa, y en un acto de consuelo, esta se dijo suspirando:
"¡Desafortunada Alondra! A nadie has robado ni oro ni plata ni cosa valiosa alguna; más solo llevarte un insignificante granito de trigo ajeno, será la causa de tu muerte."
Moraleja
Nunca te expongas a un peligro, por un mezquino beneficio.