Una vez, una anciana encontró un recipiente vacío que había sido llenado con el mejor de los vinos, y que aún retenía la fragancia de su antiguo contenido.
Ella, insaciablemente lo llevaba su nariz, y acercándolo y luego alejándolo se decía:
Ella, insaciablemente lo llevaba su nariz, y acercándolo y luego alejándolo se decía:
"¡Que delicioso aroma¡ ¡Qué maravilloso debió haber sido el vino que dejó en su vasija tan encantador perfume!"
Moraleja
La memoria de todo lo bueno es perdurable.