Una vez, un Pastorcillo queriendo divertirse a costa de los demás, se puso a gritar con todas sus fuerzas:
"¡El lobo! ¡Viene el lobo!"
Entonces, los Campesinos vecinos al oírle, corrieron en su auxilio, pero al llegar donde este, encontraron al Pastorcillo acostado tranquilamente a la sombra de un árbol. Al día siguiente, y con más ganas de bromear, volvió a la misma jugada este Pastorcillo, y gritando dijo:
"¡Socorro, socorro! ¡viene el lobo!"
Los demás campesinos escuchando el auxilio, acudieron inmediatamente armados con hachas y palos. Sin embargo, su sorpresa fue muy molesta ya que no encontraron Lobo alguno, mas solo al Pastorcillo carcajeándose de la risa por su gran mentira. Los pastores indignados, regresaron disgustados a sus campos.
Al poco rato, un Lobo se apareció en la granja del Pastorcillo mentiroso, y aunque este mentirosillo, gritaba con todas sus fuerzas auxilio, nadie acudió a salvarlo. El Lobo, no teniendo contrincante alguno, se hizo dueño de las ovejas y para terminar con broche de oro su fechoría, se comió también, al Pastorcillo mentiroso.

Moraleja
En boca del mentiroso,
lo cierto se hace dudoso.
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