Cierto día, una Serpiente entró disimuladamente en el taller de un herrero, y se puso a morder lo primero que encontró, una lima de templado acero.
Al cabo de un rato de morderla constantemente, su lengua quedo muy herida por tal loco intento, pero esta terca Serpiente creyendo pulverizar al metal, seguía mordiendo con mucha persistencia.
Al cabo de un rato de morderla constantemente, su lengua quedo muy herida por tal loco intento, pero esta terca Serpiente creyendo pulverizar al metal, seguía mordiendo con mucha persistencia.
La Lima, compadeciéndose por la ingenua Serpiente, le dijo:
"¡Que insensata eres amiga Serpiente!, el mal te lo haces a ti misma. ¿Cómo crees hacer daño a quien puede convertir en polvo el metal?"
Moraleja
Quien pretende al más fuerte derribar,no consigue sino, su propia ruina.