El Asno y el Buey

Un día, estaban el Asno y el Buey en un establo y conversaban tranquilamente, hasta que el Asno preguntó al Buey:

"Dime amigo, ¿no te cansas de arar todos lo días?"

El Buey le respondió:

"No, porque es mi trabajo, y aunque quisiera evadirme de él, no podría."

"No seas tonto" - Dijo el Asno - "Cuando yo quiero descansar engaño muy bien a mi Amo. Así al ir al pueblo con la carga, me tumbo en el suelo y no me muevo hasta que el Amo, busca mi reemplazo. Te daré un consejo, mañana finge estar enfermo, y verás como no te llevan a trabajar."

El Buey siguiendo el consejo del Asno, así lo hizo, y al siguiente día siguiente, el Amo fue al establo, y encontró al Buey tirado en el suelo, triste y sin ánimo. Al verlo así, se dijo:

"El Buey está enfermo, mejor llevaré al Burro en su lugar."

Dicho eso, tomó al Asno y lo puso a trabajar todo el día en el pesado arado. En la tarde, el Asno apenas se podía mantener de pie, y al llegar donde estaba el Buey, este le preguntó:

"Hola, ¿Qué tal te fue?"

El Asno le respondió:

"Muy mal amigo, muy mal. Me arrepiento mucho el haberte aconsejado que no trabajaras, pues ha sido totalmente para mi mal."

Desde entonces, el Asno ya no evadía su trabajo, ni menos daba malos consejos.

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Moraleja
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