Un Corderito recién nacido, bebía en las aguas de un límpido arroyuelo. Hasta que de pronto, apareció un Lobo, y le dijo muy molesto al Corderito:
"Oye tu, ¿quién te dio permiso para beber de mi arroyo?"
El Corderito respondió:
"Señor, que vuestra majestad no se encolerice y que más bien considere que si bebo de esta corriente, lo hago lejos de sus dominios."
El Lobo, viéndose ridiculizado insistió:
"Tonterías... Ahora que recuerdo, tú hablaste mal de mí el año pasado."
El Corderito replicó:
"¿Y cómo podría haber hecho eso yo, si aún no había nacido?"
El molesto Lobo respondió:
"Si no fuiste tú pequeño insolente, fue tu hermano o alguno de los tuyos. Aún así te excuses con mil peros, no evitarás que te coma."
Y echando espuma de sus fauces, agregó el Lobo:
"Si... Es necesario que me vengue de inmediato y ahora."
Y de un salto, atrapó al Corderito y llevándoselo a lo profundo del bosque, el Lobo malvado devoró de inmediato al pobre Corderito.
Moraleja
La mejor defensa nada vale,
para el malvado decidido a practicar el mal.
Fábula: El Lobo y el Corderito |