Una vez, una Gata se enamoró perdidamente de un apuesto Príncipe, pero viendo su estado, rogó a una Hada que le convirtiera en Mujer.
El Hada, apiadada de su pasión, la convirtió en una bella adolescente. Cuando el Príncipe la vio, de inmediato se enamoró, y se casó con ella.
El Hada, apiadada de su pasión, la convirtió en una bella adolescente. Cuando el Príncipe la vio, de inmediato se enamoró, y se casó con ella.
Hallándose los recién casados en su palacio, el Hada quiso saber si la Gata, al mudar de cuerpo, había cambiado asimismo de instinto. Para ello, soltó a un ratoncillo en el tranquilo salón.
La Gata, olvidando su nuevo estado, se levantó precipitadamente y corrió tras el asustado ratoncillo. La Hada muy enfadada con su protegida, como castigo la devolvió a su primera condición.
La Gata, olvidando su nuevo estado, se levantó precipitadamente y corrió tras el asustado ratoncillo. La Hada muy enfadada con su protegida, como castigo la devolvió a su primera condición.
Moraleja
La cabra siempre tira al monte.