"¡Ay! ¡Quién fuese Caballo!"
-- un Asno melancólico se decía --
"¡Entonces sí que nadie me vería
flaco, triste y fatal como me hallo!"
"Tal vez un caballero,
me mantendría ocioso y bien comido,
dándose su merced por bien servido
con corvetas y saltos de carnero.
Tratarme ahora como vil y bajo;
de risa sirve mi contraria suerte:
quien me apalea más, más se divierte,
y menos como cuando más trabajo.
¡No es posible encontrar sobre la Tierra
infeliz como yo!". Así se juzgaba,
cuando al caballo ve cómo pasaba,
con su jinete y armas hacia la guerra.
Entonces vio su desatino;
se rió con brincos y agasajos,
y dijo: "¡QUE TRABAJE Y LLUEVAN PALOS!
¡Y QUE LOS DIOSES NO SAQUEN ME SER ASNO!"