Cierta vez, un León, una Zorra y un Asno conversaban sobres sus dilemas, y pronto llegaron a la conclusión para tener la suficiente comida entre ellos, así que se unieron para ir juntos de caza.
Mucho rato después, tras conseguir el suficiente alimento, el León le dijo al Asno que repartiera entre los tres las ganancias. El Asno brindó tres partes iguales con mucho cuidado, y luego se acercó al León para decirle que escoja la parte que le corresponde. El León sin embargo, se sintió muy indignado por aquellas tres partes iguales que sin mucha demora, saltó sobre el Asno, y se lo comió.
Mucho rato después, tras conseguir el suficiente alimento, el León le dijo al Asno que repartiera entre los tres las ganancias. El Asno brindó tres partes iguales con mucho cuidado, y luego se acercó al León para decirle que escoja la parte que le corresponde. El León sin embargo, se sintió muy indignado por aquellas tres partes iguales que sin mucha demora, saltó sobre el Asno, y se lo comió.
Al poco rato, pidió a la Zorra que repartiera las ganancias. La Zorra sin dudar la petición, tomó un montón de casi todo y la dejó en un lado; luego las miserias que era lo único que sobraba, la dejó en el otro lado. Después, llamó al León para que escogiera de nuevo.
Éste al ver aquello, preguntó a la Zorra quien le había enseñado a repartir "tan bien". Ella contestó:
Éste al ver aquello, preguntó a la Zorra quien le había enseñado a repartir "tan bien". Ella contestó:
"Pues fue muy simple señor León, fue el Asno."
Moraleja
Siempre es bueno no despreciar el error ajeno,
y más bien aprender de él.