Un insensato Gorrión así decía
a una Liebre que un Águila oprimía:
"¿No eres muy ligera
que si el Perro te sigue en la carrera
lo acarician y halagan, como al cabo
acerque sus narices a tu rabo?
Pues empieza a correr. ¿Qué te detiene?"
De este modo, el Gorrión la insulta, cuando viene
el diestro Gavilán y la ataca.
El preso chilla, el prendedor lo mata.
y la Liebre exclamó: "¡Bien merecido!
¿Quién te mandó insultar al afligido,
y a meterte de consejero,
no sabiendo mirar por ti primero?"