Hace mucho había un noble y buen Rey León, que no era malo, ni cruel, ni violento, sino muy tratable y justo. Gracias a estas bondades que lo caracterizaban, los animales decidieron coronarlo como su Rey.
Un día, la tímida Liebre se acercó al Rey León, y le dijo con voz bajita:
"Oh gran León, sepa usted que he esperado airosamente que este día llegue. Un día tan maravilloso y justo donde nosotros los débiles seamos respetados con justicia por los más fuertes como usted."
Y a los pocos segundos de decir esto, la Liebre huyo rápidamente del lugar con el cual conversaba con su Rey sin mirar hacia atrás.
Moraleja
Cuando en un Estado se practica la Justicia, los humildes pueden vivir tranquilos, pero no deben limitarse.