Cierto día, un Lobo paseaba por lugares solitarios a la hora en que el sol se ponía en el horizonte. Y dando una mirada a sus lados, vio que su sombra era grande, colosal y bellamente alargada. Sorprendido y confiado se dijo:
"¿Pero cómo me va a asustar el León con semejante talla que tengo?. Con mis treinta metros de largo, fácilmente puedo convertirme en el Rey de los animales."
Mientras el Lobo seguía soñando y enorgulleciéndose de su fantástica y portenta sombra, un poderoso León lo observaban desde los arbusto. Seguro de la distracción del Lobo, sin demora lo atacó rápidamente y empezó a devorarlo.
El Lobo en su lecho de muerte, cambió de opinión y sus ultimas palabras para él mismo fueron:
El Lobo en su lecho de muerte, cambió de opinión y sus ultimas palabras para él mismo fueron:
"Que insensato fui. Gracias a mi insolente vanidad, me gane un cruel final."
Moraleja
Jamás valores tus virtudes por la apariencia con que las ven tus ojos, pues fácilmente te engañarás.