Cierta vez, un Cazador estaba de camino al bosque para cazar aves. Al divisar a una en un árbol elevado, cogió su arco y flecha y se propuso cazarlo.
Mientras se acercaba mirando fijamente al Ave distraída para mejorar su puntería, el Cazador no se percató que muy cerca, yacía una Víbora dormida, y al pisarla, esta muy molesta lo mordió.
Mientras se acercaba mirando fijamente al Ave distraída para mejorar su puntería, el Cazador no se percató que muy cerca, yacía una Víbora dormida, y al pisarla, esta muy molesta lo mordió.
El Cazador, sintiéndose morir por el veneno de la Víbora se dijo:
"¡Que desdichado soy! Por querer atrapar mi presa, no me percaté que yo mismo me volvería presa de la muerte."
Moraleja
Cuando pensamos en dañar a nuestro prójimo, en verdad no nos damos cuenta de nuestra propia desgracia.