Una vez, una Abeja que había regalado a Júpiter un plato de apetitosa Miel, le hizo prometer un deseo.
"Gran Júpiter, usted sabe muy bien que los hombres me persiguen por mi Miel. Deseo que usted haga mi aguijón venenoso para poder castigarlos cuando me persigan."
Tras escuchar a la Abeja, Júpiter respondió:
"Yo valoro al Hombres y a todo ser viviente. Se me hace injusto conceder tu petición."
Y como Júpiter se sentía obligado a cumplir su palabra, dijo a la Abeja:
"Abeja. Venenoso será tu aguijón según tu deseo, sin embargo, deberás usarlo en defensa propia y con mucha conciencia, ya que la primera vez que claves tu aguijón, será la ultima, porque luego de esto perderás la vida."
Moraleja
El hombre prudentemira bien lo que promete.