Una vez, la Leña por acción del fuego, se convirtió en una ardiente brasa, y viéndose en gran lió, clamó auxilio al Viento para no perecer:
"¡Amigo mio, por favor, ayúdame!, ¡El calor me está matando!, ¡si esto sigue así, en poco me convertiré en cenizas!"
El Viento, apiadado de la Leña dijo:
"¡Allá voy amiga Leña!, ¡No temas!, ¡soplaré lo más fuerte que pueda para poder salvarte!"
El Viento sopló y sopló todo lo que pudo, sin embargo, lo único que consiguió fue que la llama quemara más a la Leña.
"¡Tienes que soplar más fuerte por favor... o no duraré ni un minuto más!" - le decía la Leña al Viento con desesperación.
El Viento sopló todo lo que pudo por salvarla, pero a los pocos minutos, no quedó nada más que una ceniza en el suelo. El Viento se alejo pensando en que hizo más daño, que bien a la pobre Leña.
Moraleja
Todo le pasa al revés,al que desdichado es.