Un Zorro paseaba por el Bosque, hasta que cayó en una trampa que habían preparado y dejado unos cazadores.
Él hizo muchos esfuerzos por salir de la trampa, pero lo único que consiguió fue perder su cola que era su mejor adorno. Ya libre, llorando se decía:
"Pobre de mi, ¿ahora que haré sin mi preciosa cola?. Todos mis compañeros se burlarán al verme."
Mientras pensaba el Zorro, se le ocurrió la idea reunir a todos los Zorros del Bosque para luego, sermonearles:
"Amigos míos, la cola es un complemente innecesario y molesto. No sirve para nada. Como pueden ver, me la he quitado."
Los Zorros escucharon atentamente, pero uno de ellos que era el más viejo y astuto, le dijo de inmediato:
"Tienes mucha razón amigo, pero, ¿por qué no nos diste ese consejo cuando todavía tenías tu cola?"
Moraleja
No es consejo bien recibido,
el que tiene algo escondido.