Amaba un León
a una joven pastora hermosa,
que pidió por esposa
a su Padre pastor urbanamente.
El Hombre temeroso pero prudente,
le respondió lo siguiente:
"Señor, en mi conciencia deseo
que mi hija logre conveniencia,
pero la pobrecita acostumbrada
a no salir del prado ni de la majada,
entre la mansa oveja y el cordero,
recelaré tal vez que seas fiero.
Sin embargo, consideraría
si lo consientes cortarte las uñas
y limarte tus dientes,
así, mi hija verá que tienes grandezas,
cosas de majestad y no de fiereza."
Así lo hizo el manso León enamorado,
y el hombre logrando dejarlo desarmado,
soltó un gran silbido
y llegaron perros osados
que de esta trágica suerte,
al indefenso León le dieron muerte.
Moraleja
Galán atolondrado,sin razón ilusionado,termina desquiciado.