Cierta vez, estaba un Granjero arreando a dos caballos que llevaban su carreta.
El camino era estrecho y con varias curvas que hacían difícil el ir tranquilo. Este inconveniente no estaba en los planes de viaje del Granjero, y para colmo, la carreta se hundió en la orilla de un río quedando atascada.
En aquella desesperación, apareció un enorme Moscón que incomodaba con sus zumbidos al Granjero y a los Caballos.
El Moscón zumbando por aquí y por allá se decía:
"Con mi gran sonido los alentaré y daré fuerzas para que puedan salir de este lio."
Por otro lado, el Granjero a golpe de latigazo y a grito de arreo, hizo que los Caballos se esfuercen lo suficiente y así, lograron salir de aquel problema.
Cuando por fin estuvieron libres y descansando, el Moscón se acercó al Granjero y le dijo:
"Mi buen amigo, ya puedes darme las gracias. Si no fuera por mi, aún seguirían atrapados."
A eso, el Granjero respondió:
"Así como tú, muchos Hombres dicen ser útiles y necesarios, pero solo sirven de estorbo."
Moraleja
Para salir de un atasco,no busques cojo ni manco.