Cierta vez, causaba risa cómo un Mosquito discutía renegando contra el Rey de la Selva: el León.
El Mosquito sin ya poder contra su genio, se acercó al León y le dijo con indiferencia:
"Así que, eres el Rey de la Selva, ¿eh?. A ver dime, ¿cuales son tus logros o hazañas?. ¿Que?, ¿usas tus garras para atacar a tus víctimas?, bah... Eso hacen los cobardes que maltratan a sus Mujeres. Definitivamente y sin duda alguna, YO SOY más valiente que tú; y si no lo crees así, ¡LUCHEMOS!"
Tras esto, el Mosquito se acercó velozmente a la nariz del León y una vez dentro, empezó a picarle lo más que pudo hasta hacerlo escarmentar y rendir.
El Mosquito satisfecho de haberlo hecho rendir al León, salió airoso cantando, festejando y volando sin control presumiendo su victoria ante el León humillado; pero de pronto, el León cambió su agonía a risas al ver, que el Mosquito había quedado atrapado en una débil telaraña.
El Mosquito satisfecho de haberlo hecho rendir al León, salió airoso cantando, festejando y volando sin control presumiendo su victoria ante el León humillado; pero de pronto, el León cambió su agonía a risas al ver, que el Mosquito había quedado atrapado en una débil telaraña.
Moraleja
El humilde permanece,
y el arrogante perece.