Hace mucho cuando llegó la primavera, se convoco a todas las aves melodiosas para luchar por un maravilloso trofeo.
Muy seguro de su éxito, el Ruiseñor emprendió rápido vuelo para nublar a sus competidores formados por innumerables canarios, alondras, jilgueros y mirlos.
Cuando inició el concurso, cada ave demostró su mejor habilidad deleitando a los oyentes con melodiosos trinos y gorjeos; pero ninguna de ellas igualó la maestría y gracia del Ruiseñor que tenía cantos divinos y celestiales que hacían a cualquiera sentirse en los cielos.
Seguro de su triunfo, el Ruiseñor se preparaba para recibir su premio, sin embargo, su desilusión fue tan grande al ver que el Jilguero era el ganador.
El Ruiseñor muy decepcionado del jurado, dijo:
"¡Oh Naturaleza! ¡No permitas la existencia de tan injusto jurado o mejor, quítame la voz.!"
Moraleja
No hace justicia quien favorece,a quien menos lo merece.