El Guacamayo y el Topo

Cierta vez, un Guacamayo estaba posado en una rama sin saber que un viejo Topo dormía cerca de él en su hogar. El Guacamayo en su afán y alegría, se decía:

"¡Pero que suerte tengo de ser un Guacamayo! ¡tengo unas hermosas y coloridas plumas!, ¡definitivamente soy una preciosa ave!"

En su decir, el Guacamayo tenía razón, ya que tenia bonitas plumas rojas recordaban el cielo ardiente del amanecer, sus plumas azules recordaban la calma del mar en una medianoche de verano; y sus plumas amarillas, parecían las llamas que se desprenden las fogatas de los hombres.

Tras unos minutos de alardeo, el Guacamayo nuevamente dijo:

"Si, definitivamente soy todo un poema hecho ave hermosa."

Esta ultima frase despertó al Topo y que soltó a la vez una gran carcajada que lo descubrió de su escondite. Por otro lado el Guacamayo inquieto por aquella carcajada, preguntó al Topo:

"¿Quién anda ahí?, ¿quién se atreve a interrumpir mi dicha con una risa tan desagradable?"

"Fui yo..." - Respondió el Topo conteniendo su carcajeo. - "No quise ofenderle amigo, pero debo decir que a pesar de que no veo bien, se que tu belleza es fascinante como todo aquel de esta selva lo afirman. Me dijo el Oso, también el Tigre y me lo repitió el Mono. Lo curioso es que los demás Guacamayos nunca me hablaron de tu hermosura."

"Simplemente es natural señor..." - Añadió el Guacamayo - "Aquellos que tiene una similitud o son cercanos a virtudes como la mía, no elogian como es merecido. Quizás temen que mis cualidades opaquen las suyas. ¿Acaso alguna vez has visto a un Topo elogiar tu sentido del humor o de la vista?"

El Topo respondió con otra carcajada más fuerte que la primera:

"Pues no lo niego; pero otros guacamayos por ventura no te concederán tu gran hermosura."

fabula el guacamayo y el topo

Moraleja
Los pinos, alerces y abetos pertenecen a la misma familia de las árboles.
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