Cierta vez en un día tranquilo, una Liebre herida pedía tristemente ayuda en el bosque:
"Ayuda por favor, ayuda por piedad quien sea. Necesito de un médico. Un Cazador me ha hecho daño cazándome y me ha dejado coja de una pata. Si no me curo, seré presa fácil de los depredadores. ¡Ayuda por favor!."
Tras tantos pedidos de auxilio, los animales se acercaron a ella pero ninguno pudo ayudarla, ya que no tenían los conocimientos para curar a la Liebre moribunda, así que sólo pudieron seguir buscando a alguien que pueda ayudarla.
Las voces de ayuda continuaron yendo hacia lugares más profundos del bosque, hasta que de pronto, llegó voces de ayuda a un pantano donde vivía una Rana. Esta al tener noticia de lo sucedido, se dirigió lo más rápido que pudo hacia donde estaba la Liebre herida, y cuando llegó, dio grandes voces ante la multitud:
"¡Permiso, permiso, yo soy médico y se el remedio para todo tipo de los males. Permiso por favor, déjenme pasar."
Una Zorra que estaba en los alrededores, oyó cómo la Rana se hacía presente y curiosa por dicha actitud, le respondió:
"Oye Rana, ¿cómo te atreves a anunciar que puedes ayudar a otros, cuando tú has llegado aquí cojeando?, ¿eres incapaz de curarte a ti misma?"
Moraleja
No trates de enseñar lo que con tu ejemplo no puedas demostrar.