Cierta vez, un Asno cansado no se sentía con ánimos de caminar hasta su establo ya que era invierno y hacía mucho frío; para colmo, todos los caminos estaban congelados. El Asno ya muy incomodo por todo aquello, se dijo:
"Hace mucho frío y estoy muy cansado. Basta. Yo de aquí no me muevo."
Un Gorrioncillo hambriento que pasaba por allí, se le posó cerca del Asno y le dijo al oído:
"Amigo Asno, ¿sabías que estas en un lago helado y no en el camino? Ten mucho cuidado."
El Asno muy cansado y con mucho sueño, no hizo caso del consejo del Gorrioncillo, así que dio un bostezo y se durmió.
El calor del cuerpo del Asno empezó poco a poco a deshacer el hielo, hasta que de pronto, hubo un gran chasquido y el hielo se rompió.
El Asno despertó bajo el agua, pero ya era muy tarde para reconsiderar su condición, y ahí se ahogó.
Moraleja
Por pereza, tomar simples soluciones pueden ponernos en mayores dificultades.