Cierta vez, una Perrita que estaba a punto de dar luz, no tenía lugar donde poder recibirlos. De pronto vio una casita de otra compañera Perrita y acercándose a ella, le dijo en súplica:
"Por favor amiga. Mire en el estado que estoy. Déjeme ocupar un cuarto para tener mis hijitos."
La compañera le respondió:
"Pasa, pasa por favor. Eres bienvenida el tiempo que necesites."
Días después, la Perrita dueña fue a visitarla. Luego le dijo:
"Hola. Regreso por mi vivienda. Creo ya los tienes y no la necesitas más."
La otra respondió:
"Ay amiga. Dame un poco más de tiempo hasta que mis cachorritos puedan valerse por si mismos. Ten piedad."
La Perrita dueña, aceptó y la dejo quedarse.
Tiempo después, ella regresó según lo acordado; exigió nuevamente su hogar pero la inquilina molesta y refunfuñando, mostró los colmillos junto a sus cachorros para luego decir:
"¡Jamás me sacarás de aquí!, ¡me quedaré hasta que se me de la gana!"
Moraleja
Por la puerta del confiado se cuela el bribón y taimado.
0 comentarios:
Publicar un comentario